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Cayetana Saiz — Astrophotgrapher/Adventurer

Project type

Deep Sky Objects

Location

Around the globe

Recuerdo con alegría y orgullo mi primer contacto con la astrofotografía y todavía hoy siento lo que viví esa noche, un remolino de sensaciones en mi estómago. 

Había visto de manera casual un tutorial en el que explicaban que era posible fotografiar la nebulosa de Orión solo con una cámara y un trípode, haciendo un seguimiento manual de las estrellas moviendo poco a poco la cámara y realizando un apilado muy laborioso de imágenes de escasos segundos... Así que no podía esperar a que llegara la noche.

Mi llegada al mundo de la astrofotografía fue desde el camino de la fotografía y no de la astronomía, así que tenía conocimiento del proceso de captura que debía hacer, pero no tenía en absoluto conocimiento del objeto a fotografía o del procesado de datos, del transcurso de la noche, de las constelaciones, etc. Por lo que me adentré en una noche en algo totalmente nuevo para mí. 

Pero según ese tutorial, yo tenía lo necesario para capturar mi primera imagen de una nebulosa, así que no lo pensé dos veces. Hasta ese momento, mi contacto más estrecho con el cielo había sido años atrás, con una fotografía sencilla de la Vía láctea y otra de la luna. 

Planeé mi primera astro sesión como una aventura en solitario hacia lo desconocido y al anochecer cogí mi cámara, mi objetivo 500mm, mi trípode, una linterna y todas las ganas de vivir algo único… y caminé por los alrededores de mi casa en el campo hasta encontrar un lugar desde el que poder apuntar hacia Orión. Por supuesto, comprobé que estaba apuntando al lugar correcto con una app de planetario, porque hasta ese momento el mapa del cielo era un misterio para mí.

Comprobé que había localizado la nebulosa a través del liveview de mi cámara y sentí ganas de aplaudir mis logros. Realmente no tenía fe en conseguir localizar absolutamente nada esa noche, así que me sorprendí a mí misma. 

Una vez tuve todo listo, configuré para el primer disparo y esos primeros segundos en los que el obturador de la cámara permaneció abierto, y se grababa aquella imagen, también se estaba grabando algo en mi recuerdo y en mi corazón. La increíble sensación de soledad y conexión con la noche, la percepción de bienestar a pesar de no saber ni lo que hacía. No lo olvidaré jamás.... Emoción, incertidumbre, asombro. 

De pronto apareció la imagen en el visor LCD de la cámara... Ahí estaba, un colorido vivero de estrellas a más de 1200 años luz de mí. El silencio de la noche era tremendo y me engullía cada instante mientras yo contemplaba cada detalle de la nebulosa en la pequeña pantalla y no lo podía creer, sencillamente no podía creerlo. 

Recuerdo que saqué el móvil y fotografié la nebulosa a través de la pantalla de la cámara para enviárselo a mi hija. Estaba tan fascinada como orgullosa, y sentí que formaba parte de algo tan grande y maravilloso, que había conectado con el universo y que nada podría romper ya esa conexión.

Quise aprender in situ algo sobre la nebulosa. Busqué con el móvil información en Internet... su composición, sus dimensiones, su edad y ubicación en la galaxia, porque la necesidad de entender lo que estaba fotografiando era absoluta. 

Mientras tanto, el frío se había apoderado de todo mi cuerpo durante el trabajo de captura y seguimiento manual, pero era un frío encantad, ese frío que no te importa sentir cuando estás extremadamente feliz. Cuando había captado 700 fotos de 1,3 segundos cada una, calculé que era una exposición total de 15 minutos y que eso era lo suficiente para mi primer intento de fotografía a una nebulosa, pero la realidad es que estaba tan impaciente por ver el resultado que quería ir a casa corriendo para apilar todas las tomas. 

La emoción cuando apilas tus datos capturados y extraes toda la información que contienen, es similar a la que sentía un fotógrafo analógico al revelar el carrete de su último e increíble viaje...o a la de un paleontólogo sacando fósiles de una piedra. Es un proceso en el que, al mismo tiempo que estás viendo tu captura, estas descubriendo el objeto capturado. Así que es un entretenimiento de gran satisfacción a posteriori. 

Lo que más me sorprendió y enganchó cuando empecé en astrofotografía fue lo que se podía llegar a sacar al integrar largas exposiciones. Qué increíble pensar que está todo ahí, algunas nebulosas y galaxias ocupando grandes espacios en la bóveda celeste... pero que nuestros ojos, incapaces de ver el espectro electromagnético completo y con su velocidad de obturación única en visión continua, no nos permiten captarlo. La noche ya se nos presenta hermosa, pero sería un verdadero espectáculo si pudiéramos ver todo lo que realmente hay ahí. Poder fotografiarlo es un punto intermedio, otra forma de disfrutar descubriendo las maravillas del Universo. 



ENGLISH
I remember with joy and pride my first contact with astrophotography, and even today I still feel what I experienced that night, a whirlwind of sensations in my stomach.

I had casually seen a tutorial explaining that it was possible to photograph the Orion Nebula with just a camera and a tripod, manually tracking the stars by slowly moving the camera and making a very laborious stacking of images of a few seconds each... So I couldn't wait for night to come.

I arrived in astrophotography from the path of photography and not astronomy, so I knew the capture process that I had to do, but I had no knowledge at all of the object to be photographed or the data processing, the course of the night, the constellations, etc. So I entered one night into something totally new to me.

But according to that tutorial, I already had what it took to capture my first image of a nebula. Until then, my closest contact with the sky had been years ago, with a simple photograph of the Milky Way and another of the Moon.

I planned my first astro session as a solo adventure into the unknown and at dusk, I took my camera, my 500mm lens, my tripod, a flashlight and all my desire to experience something unique and walked around my house in the countryside until I found a place from which I could point towards Orion. Of course, I checked that I was pointing in the right place with a planetarium app, because until then the sky map was a mystery to me.

I checked that I had located the nebula through the live view of my camera and I felt like applauding my achievements. I really had no faith in being able to locate absolutely anything that night, so I surprised myself.

Once I had everything ready, I set up for the first shot and those first few seconds when the camera shutter remained open, and that image was being recorded, something was also being recorded in my memory and in my heart. The incredible feeling of solitude and connection with the night, the feeling of well-being despite not even knowing what I was doing. I will never forget it... Excitement, uncertainty, amazement.

Suddenly the image appeared on the camera's LCD viewfinder... There it was, a colorful nursery of stars more than 1200 light years away from me. The silence of the night was tremendous and it swallowed me up every moment while I contemplated every detail of the nebula on the small screen and I couldn't believe it, I simply couldn't believe it.
I remember that I took out my cell phone and photographed the nebula through the camera screen to send it to my daughter. I was as fascinated as I was proud, and I felt that I was part of something so great and wonderful, that I had connected with the universe and that nothing could break that connection now.

I learned something about the nebula onsite... I searched the Internet for information... its composition, its dimensions, its age and location in the galaxy, because the need to understand what I was photographing was absolute.

Meanwhile, the cold had taken over my entire body during the manual capture and tracking work, but it was a delightful cold, the kind of cold you don't mind feeling when you're extremely happy. When I had captured 700 photos of 1.3 seconds each, I calculated that it was a total exposure of 15 minutes and that was enough for my first attempt at photographing a nebula, but the reality is that I was so impatient to see the result that I wanted to run home to stack all the shots.

The excitement when you stack your captured data and extract all the information they contain is similar to that felt by an analog photographer developing the film of his latest incredible trip... or that of a paleontologist extracting fossils from a rock. It is a process in which, at the same time as you are seeing your capture, you are discovering the captured object. So it is a very satisfying entertainment afterwards.



What surprised me most when I started in astrophotography was what could be achieved by integrating long exposures. How incredible to think that everything is there, some nebulas and galaxies occupying large spaces in the celestial vault... but that our eyes, incapable of seeing the complete electromagnetic spectrum and with their unique shutter speed in continuous vision, do not allow us to capture it. The night already seems beautiful to us, but it would be a real spectacle if we could see everything that is really there. Being able to photograph it is an intermediate point, another way to enjoy discovering the wonders of the Universe.

Editor Note: Caye is a travel adventurer, photographer and astrophotographer. She takes amazing images of landscapes, nightscapes and deep sky objects all over the world.

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